lunes, agosto 13, 2007

Pedirle A San Antonio Que Te Mande Un Novio


Kimberly Isadora tenía su día viernes planeado a la perfección.


Esa mañana muy temprano salió con su vestido amarillo camino a la Iglesia, le debía una vela a cada santo, pero en especial una a san Antonio, en una de esas le mandaba un novio.


Tenía que tomar el metro en Los Héroes, para poder llegar rápido a Tobalaba.
Quien iba a pensar que justo ese día a un tipo se le ocurriría saltar a la línea del metro en la estación Moneda. La pobre Kimberly Isadora tuvo que caminar 8 cuadras con los tacones de aguja.
A la media hora le paró la H04, micro que la dejaría a 3 cuadras de la Iglesia según un señor que cuidaba autos en el paradero.
Lo que Kimberly Isadora no sabía era que esta micro se daba la vuelta por Independencia, Conchalí, Huechuraba y Macul. La pobre mujer llego a las 5 de la tarde a la Iglesia, y en un caluroso día de diciembre, eso era una verdadera travesía.


Llegó con las velas achurrascadas por el calor y se dio cuenta que no tenía ni fósforos.
Prendió las velas con aquello que simboliza al Espíritu Santo y un cura que la pilló en pleno acto de herejía, la hizo rezar 7 Padre Nuestro y 15 Ave María.


Kimberly Isadora se devolvió a su casa a las 6 de la tarde, con el metro lleno y toda un día incompleto. Su fe tambaleaba cada vez que el metro la hacía chocar contra un extremo del carro, pero fue en la estación Baquedano cuando se subió un hombre alto y con mirada cansada. Kimberly Isadora supo desde ese entonces que san Antonio la había escuchado y que tanto caminar para arriba y para abajo por fin tenía su recompensa.


Fue el tambaleo del metro el que pronto los acercó y desde ese día que Kimberly Isadora le da gracias a Dios desde su casa.


La Sonora Tomy Rey- La Peineta



Para La Rosa
Por Fernanda Isadora Lira E

lunes, agosto 06, 2007

Paper Shoes


Como que la vida me dio la vuelta.
Cambiamos un par de días por la rutina de un año.
Cambié la perspectiva de mi mirada ahora ya no miro hacia el frente, miro hacia delante y todo lo que eso traiga, para bien o para mal.


Hay un instante del día que es cuando la soledad se apodera de cada momento, es ahí cuando me muerdo la lengua y pienso que todo es para mejor. Que yo, y nadie más que yo puede mejorar este mundo, mi mundo.

Que a mi lado están las mejores personas que alguien desearía tener, que nunca respiro sola.


Todos ahora se sienten con derecho a opinar, la mayoría siquiera sabe de que hablo.
Todos ahora me miran como si a mi lado faltara algo.


No recuerdo cuando fue la última vez que caminé sabiendo que nada de lo que pase en este tiempo repercutirá en el resto de mi vida.
Es extraño despertar y caminar con mis zapatitos de papel, por y para mi.
Es como que la vida ya no me sabe tan perfecta.

Tengo miedo de que No me guste. Tengo miedo.


Incubus – Paper Shoes