
Me rehusé a escribir de ti, porque si lo hacía tendría que asumir que las cosas habían cambiado.
Me rehusé a escribir, porque si lo hacía, no va a quedar nadie que atienda el negocio y que salude a todos los vecinos.
Que tu pieza está vacía y que tu no estás afuera barriendo las hojas de la esquina de la casa.
Que ya no suenan tangos y que no se escucha "tino Ana, tino".
Me rehusé a escribir, porque si lo hacía, no va a quedar nadie que atienda el negocio y que salude a todos los vecinos.
Que tu pieza está vacía y que tu no estás afuera barriendo las hojas de la esquina de la casa.
Que ya no suenan tangos y que no se escucha "tino Ana, tino".
Pero sabes, no voy a olvidar tu paso lento, tu cabecita blanca, tus suaves manos y tus lindos ojos celestes.
Pero sabes, tus historias de niño desordenado y esa imagen de abuelito gordo rodeado de amigos, va a quedar.
Yo sé que andas por ahí, riéndote, comiendo, haciendo un puzzle, y mirando la vida con tu infinita calma, diciendo "ya va a pasar mijita, no se preocupe".
Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada.
Carlos Gardel. Volver